Entender las posturas de nuestro gato puede ser clave para detectar si algo anda mal.
Aquí te vamos a explicar algunas posturas comunes de un gato enfermo y las posibles enfermedades relacionadas con ellas. ¡Vamos a ver las más importantes!
- Si tiene la espalda o columna arqueada: Si tu gato arquea la espalda y estira las patas, puede estar experimentando dolor o incomodidad. Esto puede estar relacionado con problemas de riñones o una infección urinaria en gatos.
- Si tiene la una posición encogida: Cuando un gato se encoge y se acurruca mucho, puede ser signo de que está tratando de conservar energía o calor. Esto puede indicar una enfermedad generalizada o un problema metabólico. Pero también es un síntoma del síndrome del gato paracaidista.
- Estiramiento excesivo de una pata: Si ves que tu gato estira una pata constantemente, puede ser señal de artritis o alguna otra lesión en las articulaciones.
- Si jadea y respira con la boca abierta: El jadeo en los gatos no es normal y puede indicar insuficiencia cardíaca, asma, o una enfermedad respiratoria.
- Lamerse una zona constantemente: Si tu gato se lame una zona en específico constantemente, puede tener una infección en la piel o alguna alergia.
- Si tiene una postura hinchada del abdomen: Un abdomen hinchado puede ser señal de una variedad de problemas, desde constipación hasta enfermedades más graves como la peritonitis felina.
- Si tiene la cabeza inclinada: Si notas que tu gato inclina la cabeza de manera constante, podría tener una infección en el oído o incluso un problema neurológico.
- Andar tambaleante: Si tu gato anda tambaleante o inestable, puede ser indicativo de un problema en el sistema nervioso o en los oídos o en su visión felina, que afecta su equilibrio.
- La cara se tensa ojos rasgados y sus bigotes hacia abajo: Es como si quisiera decirnos que algo no anda bien. Es una manifestación de dolor.
- Si se oculta para evitar el contacto: Un gato que se esconde o evita el contacto puede estar experimentando estrés felino o dolor interno. Podría ser síntoma de una enfermedad que permanece en silencio y que desconocemos su existencia.
- Si tiene una postura rígida o tensa: Si tu gato parece rígido o tenso, puede estar sufriendo de dolor crónico. Esto puede ser un signo de problemas en la columna o en las articulaciones.
Tú conoces mejor a tu gato que nadie, así que si notas algo extraño en su comportamiento, no dudes en llevarlo a tu veterinario de confianza.
La observación y el amor que le tengas a tu gato puede ser la clave para detectar y tratar una enfermedad en sus etapas iniciales. ¡La salud de tu gato está en tus manos y siempre es mejor prevenir!
El dolor, posiciones y los gatos
El hecho de que los gatos a menudo no muestren señales visibles de dolor puede ser desconcertante para muchos dueños de estos increíbles animales.
Pero esto tiene una explicación bastante lógica, y vamos a hablar de ello a continuación:
Los gatos son depredadores, pero también pueden ser presas en la naturaleza. En la vida silvestre, mostrar signos de debilidad o enfermedad podría hacerlos un blanco fácil para otros depredadores.
Por lo tanto, los gatos han desarrollado una especie de mecanismo de defensa natural para ocultar su dolor o debilidad.
Esto significa que, a menudo, un gato enfermo o herido actuará como si todo estuviera bien, incluso cuando algo serio puede estar ocurriendo. Puede continuar con sus rutinas diarias, comer, jugar, y acurrucarse como de costumbre.
Sin embargo, hay sutiles cambios de comportamiento que puedes notar si prestas atención:
- Cambios en su rutina alimentaria: Quizás coma menos o muestre menos interés en la comida.
- Alteraciones en su comportamiento social: Un gato más retraído o, al contrario, un gato más cariñoso puede ser una señal.
- Cambios en su aseo personal: Los gatos son meticulosos en su limpieza diaria, así que si notas cambios en este comportamiento, atención!
Posturas de un gato enfermo por fallo renal
Los fallos renales en los gatos es algo muy serio que puede manifestarse a través de una serie de síntomas y cambios en el comportamiento y sobretodo en la postura de tu gato. Veamos algunos de lo más comunes:
- Posición encogida o acurrucada: Un gato con fallo renal puede sentirse incómodo y optar por permanecer en una posición encogida o acurrucada, tratando de encontrar alivio.
- Falta de energía: La falta de energía y vitalidad podría llevar a que el gato esté más tiempo echado y menos interesado en jugar o moverse.
- Bebe y hace pis con frecuencia: Puedes notar que tu gato pasa más tiempo en su fuente de agua o en en el arenero. Esto puede hacer que adopte una postura inusual mientras bebe o incluso después, reflejando su necesidad constante de líquidos.
- Pérdida del apetito: Un gato con fallo renal va dejando de comer de manera progresiva, lo que les hace perder peso y tener una apariencia más delgada y débil.
- Boca abierta o jadeo ocasional: Si observas que tu gato respira con la boca abierta o jadea, es que está tratando de compensar alguna alteración en el equilibrio de los líquidos y electrolitos en su cuerpo.
- Postura hinchada del abdomen: En algunos casos, el fallo renal puede llevar a una acumulación de líquidos en el abdomen. Esto lo verás de una forma muy clara en su tripita.
- Dificultad para moverse: Si los riñones no están funcionando correctamente, pueden acumularse toxinas en el cuerpo que afectan a las articulaciones y los músculos, causando dolor y posiblemente generando una postura rígida o un caminar tambaleante.
Es importante precisar que el fallo renal en los gatos puede ser agudo o crónico, y cada uno tiene sus propias implicancias y tratamientos.
Una atención temprana y adecuada puede mejorar significativamente la calidad de vida y el pronóstico de tu gato, así que a la mínima señal, llévatelo al veterinario.
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Posturas de un gato enfermo por estar deshidratado
La deshidratación en un gato puede ser algo muy peligroso y, aunque no hay posturas específicas que la indiquen de manera concluyente, hay ciertos comportamientos y síntomas físicos que puedes observar. Aquí te detallamos algunos a tener en cuenta:
- Aletargamiento: Un gato deshidratado puede mostrarse más letárgico de lo normal, y su cuerpo podría parecer más flojo o débil. Puede que no tenga energía para saltar o jugar como suele hacerlo.
- En posición encogida: El gato podría acurrucarse en una posición encogida, como si tratara de conservar energía o como respuesta al malestar general que la deshidratación puede causar.
- Su piel pierde elasticidad: Aunque no es una postura, una forma de comprobar la deshidratación es pellizcar suavemente la piel en la parte posterior del cuello. Si la piel no vuelve rápidamente a su posición normal, puede ser un signo claro de deshidratación.
- Cambios en la postura al beber: Puede que observes que tu gato intenta beber agua con más frecuencia o de manera incómoda, pero sin llegar a saciar su sed.
- Ojos hundidos: Los ojos hundidos y apagados pueden ser otro signo de deshidratación, reflejando el estado general de desgaste del cuerpo.
- Respiración más acelerada: En algunos casos, la deshidratación puede llevar a una respiración más rápida y superficial.
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La deshidratación puede ser un síntoma de una enfermedad oculta o una condición grave en sí misma.
Si observas cualquiera de estos signos en tu gato, es fundamental que te pongas en contacto con un veterinario lo antes posible y le consultes todos los síntomas.
La salud de tu ronroneador puede depender de tu habilidad que tengas para detectar estos signos a veces muy sutiles. ¡Así que mantén esos ojos bien abiertos y nunca subestimes un cambio, por pequeño que sea!
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