Si hay un felino especialmente adaptado a la dura vida del desierto tanto africano como asiático, ese es el Gato de las arenas o gato del desierto, también llamado Felis margarita.
Decir que no es una variedad o tipo de raza de gatos, sino un felino de la familia Felidae. El antepasado temprano del gato del desierto, hace miles de años, fue el gato montés europeo.
Su pequeño tamaño (no llega a los 50 cm de largo con la cola) y sus escasos 3 kilos de peso, junto con uno sentidos especialmente desarrollado para este hábitat, los hacen un mamífero carnívoro único en su especie.
Vamos a conocerlos mucho mejor, su hábitat, origen, características, curiosidades y peligros que se ciernen sobre este felino tan especial. Ven a conocerlo mejor.
¿Dónde vive el gato de las arenas?
Se puede decir que el gato del desierto está presente en el desierto del Sahara africano desde Argelia, Níger hasta Marruecos pero también en la península arábiga. También en zonas de Asia central como Irán, o al este del Mar Caspio en Turkmenistán, Kazajstán y Uzbekistán.
El gato de las arenas tiene predilección por climas seco y árido con poca presencia de vegetación. Su hábitat se desarolla en valles rocosos y llanuras con poco presencia de humedad, donde además las temperaturas suelen ser extremas y oscilan entre los 50 grados y los 0 grados, entre el día y la noche.
Los gatos del desierto prefieren estar ocultos en sus madrigueras en los periodos de mayor oscilación de las temperatura y para ellos son expertos en cavar profundas cavidades en el terreno arenoso. Su rastreo es muy complejo. Son extremadamente esquivos y apenas se dejan ver.
¿De qué se alimenta un gato del desierto?
Los gatos del desierto se alimentan de pequeños animales como roedores, pájaros, reptiles e insectos de tamaño medio. En su dieta también hay serpientes, algunas de ellas venenosas.
Son excelentes cazadores, ya que el pelaje que tienen en las plantas de las patas les impide hundirse en la arena blanda y hace que sus huellas sean casi invisibles y silenciosas. Curiosamente cuando se les enfoca una luz, se agazapan y cierran los ojos.
Al igual que otros mamíferos pequeños o medianos, está preparado para cazar a sus presas en cualquier momento y tienen una cualidad que los ha hecho especialmente resistentes en estos climas desérticos:
Y es que puede estar semanas sin beber agua, aprovechando al máximo la hidratación que le proporcionan sus pequeñas presas. Recorren grandes distancias, dentro de su territorio, sobretodo de noche.
El gato de las arenas tiene un oido privilegiado, gracias a sus grandes orejas y su capacidad de detectar presas a ras del suelo, entre las rocas, con el mínimo de exposición. El aire caliente y seco del desierto absorbe el sonido, y se requieren orejas grandes para captar mejor los pequeños movimientos de sus presas.
Muchas veces, la presa está bajo tierra, por lo que cavarán hasta dar con ella. Es habitual que entierren sus restos, para alimentarse más tarde. Se dicen que son expertos cazadores de culebras, algunas venesosas. Con rápidos golpes con las patas, las aturden y rápidamente atacan con un mordisco certero, su cuello.
¿Cómo viven, cuál es su estructura social?
Dependiendo de las regiones dónde se encuentren, su reproducción puede tener lugar en diferentes épocas del año.
En el Sahara pueden producirse en enero y finalizan en abril, mientras que en Pakistan pueden empezar en septiembre y terminar en octubre.
Pero estas fechas de apareamiento y reproducción puede variar en función de los recursos naturales y el propio clima.
Las parejas, pueden turnarse para cuidar las crías o cazar, no suelen estar juntos dentro, al mismo tiempo. Pueden permanecer en la entrada de la guarida en tareas de vigilancia antes de salir cazar.
Suelen estar muy activos durante toda la noche, cazando y transitando grandes distancias de hasta 12 km. Cuando vuelven, adoptan la misma posición de vigilancia en la boca de la madriguera, antes de adentrarse en ella.
Los gatos de las arenas, son solitarios. En el periodo de celo, los machos emiten fuertes gritos, parecidos a ladridos de perros pequeños. Esto pemite que a pesar de las grandes distancias que los separan, puedan encontrarse. Por cierto, también ronronean, al igual que los gatos comunes.
La gestación de los gatos del desierto dura de 60 a 66 días, y generalmente las hembras dan a luz entre 3 y 5 gatitos, pero pueden llegar a tener hasta 8 crías.
Al nacer los pequeños gatitos del desierto pesan 40 gramos. Crecen rápido y entre los 6 y 8 meses, los machos, pueden ya ser independientes y abandonar el núcleo familiar. Un gato de las arenas, llega a la madurez sexual a los 12 meses de edad. En cautividad puede llegar a vivir 15 años.
Los peligros del gato de las arenas
La degradación de sus hábitat, es la principal amenza del gato de las arenas. Esta ocurriendo que los ecosistemas semiáridos, están sufriendo una profunda transformación en favor del asentamiento humano y el pastoreo.
Además se están intriduciendo especies (gatos y perros domésticos) que entran en directa competencia con el gato del desierto y ven peligrar su disponibilidad de presas, así como una mayor incidencia de enfermedades, que antes no padecían.
Las trampas y envenenamientos a sus depredadores y presas, son también uno de los peligros que se ciernen sobre ellos. Por no hablar del comercio exótico de máscotas en mercados ilegales.
En la Península Arábiga por ejemplo, se está destruyendo paulatinamente el hábitat natural de las dunas de arena, que ven degradarse sus ecosistemas, por culpa de conflictos sociales y guerras permanentes.
Es por eso que el gato de las arenas, aunque no está en peligro de extinción, si empieza a ser una especie amenzada y de la que hay que tomar consciencia, debido a su estrecha relación con el medio natural que habita. Cualquier alteración en sus condiciones de vida, producirá sin duda un gran peligro para su supervivencia.
Por eso es tan importante un plan de seguimiento y conservación para que el gato del desierto siga siendo una enigmatica especie, que domina las dunas de los desiertos más importantes del mundo. Es el momento de protegerlos más que nunca.