Podríamos decir que el gato bengalí o de bengala, es como un leopardo o un tigre en miniatura, con el espíritu salvaje de estos, pero con la calma, cercanía y cariño que puede darte un gato doméstico. No olvidemos que es un gato de gran tamaño por su constitución osea, de manera que no será raro que llegue a pesar entre 7 y 9 kilos de peso.
Son felinos híbridos, esto quiere decir que el gato bengalí es el resultado de cruzar un gato doméstico y un gato leopardo (felino de origen asiático) allá por el año 1963. Tienen un cuerpo robusto y musculoso, piel suave y de dibujo atigrado con formas muy características. Su carácter abierto y juguetón, con tendencia a investigarlo todo y una especial predilección por el agua, hacen de este gato, un animal muy especial.
Estos gatos en su mayoría, nacen a través de criaderos especializados. Nosotros siempre vamos a estar a favor de adoptar de cualquier tipo de gato, ya que es cierto que multitud de protectoras hacen una labor preciosa por mejorar la vida de muchos gatos que necesitan una oportunidad. Si decides aun así tener uno, hazlo siempre con criaderos certificados, que aseguren el bienestar de los animales.
Es importante conocer el lugar de donde se crían los animales, si están bien cuidados desde que nacen, las condiciones de salud e higiene, así como los controles necesarios para garantizar su salud. También que el criadero responderá de posibles problemas futuros y que cuenta con licencia de núcleo zoológico para vender oficialmente y de manera legal. Pero sobretodo, medítalo, pues va a ser una responsabilidad que debes asumir sin contrapartidas. Deberás cuidar de él y procurarle una vida junto a ti, de cariño, comprensión y atenciones. Esto no es negociable.
Dicho esto, vamos a hablar de las características del gato bengalí, de su personalidad, curiosidades, cuidados ¿empezamos?
Su manto atigrado es único y muy llamativo en este gato. De pelo suave, delicado, espeso y muy corto. Los colores van desde el ocre, naranja al crema, pasando por el amarillo y sus manchas, llamadas también “rosetas” de tonos pardos y oscuros. Tiene la punta del rabo negra y la tripita y almohadillas moteadas.
Se debe al cruce entre un gato leopardo nativo de Asia y un gato atigrado doméstico, obteniendo el lado salvaje y aventurero del primero, pero la tranquilidad y cercanía del segundo. La asociación internacional del gato lo reconoció como raza en el año 1991.
El gato de bengala tiene un maullido muy especial y diferente a cualquier otro gato doméstico, más corto y cerrado, incluso parecido a los grandes felinos. Es propenso a hacer ruidos extraños o raros.
El gato bengalí es ante todo juguetón, de carácter fuerte que le llevará siempre a investigar y estar activo. Le encanta comer, demanda acción y atención y se adapta muy bien a vivir en familia, aunque su lado salvaje le llevará a veces a cometer alguna travesura. Necesita más espacio exterior que otros gatos domésticos. Se lleva bien con otros gatos y mascotas.
A diferencia de muchos gatos, les gusta el agua y no es raro que viviendo en el exterior, si ven algún charco o zona húmeda, no duden en meterse. Son buenos nadadores, sin duda una herencia de los gatos leopardo asiáticos, que son grandes pescadores.
Son gatos musculosos, de huesos fuertes y ágiles. Sus patas traseras están bien desarrolladas y les permiten dar grandes saltos. Son gatos de tamaño medio que pueden llegar a pesar entre 8 y 10 kilos.
El Gato bengala no requiere tantos cuidados como por ejemplo los gatos persas u otras razas como los sphynxs. Bastará con una buena alimentación, a poder ser rica en proteínas de calidad, un cepillado regular de su suave pelo y mucho, mucho cariño y atención, sobretodo para jugar con él, pues le encanta jugar.
La forma de la cabeza es redondeada y con forma afinada en la punta, de mandíbula fuerte y amplia. Sus orejitas son pequeñas, muy parecidas a las del leopardo asiático. Los ojos del gato bengala son especialmente bonitos, de colo miel o almendra de todos amarillentos, tirando a verdes.
Así es el gato bengalí, un gato que guarda dentro la esencia de una genética salvaje, que demanda cariño y actividad, y perfecto si además puede disponer de una zona exterior donde poder correr, saltar y jugar como a él le gusta.
Un gato que además no requiere más cuidados que los propios de un gato de pelo corto, y que si se le procuras atención y una buena alimentación, puede llegar a vivir sano y fuerte muchos años. Cuéntanos tu experiencia con el gato bengalí si tienes la suerte de compartir tu vida con este precioso felino.